martes, 10 de mayo de 2011

Mierda por Hidroaysén

Mierda. Qué más decir, después del resultado de la votación de Hidroaysén.

Mierda. Después de la represión policial de miles de ciudadanos proclamando su sincera rabia ante los hechos.

“Piñera, escucha, ándate a la chucha”, se escuchaba entre tantos otros cánticos esa noche del 9 de mayo, reflejando no tanto el desprecio hacia la persona “Sebastián Piñera”, sino hacia el sistema político que él, como máxima autoridad, simboliza (de seguro de haber ganado Frei, la consigna habría sido “Frei, escucha…”

Mierda. Porque aquí no falló un político en particular. Falló el conjunto del sistema, corrompido por los intereses económicos, prostituido por unas cuantas promesas y billetes, enceguecido por un discurso hegemónico –el crecimiento económico indefinido como garante del progreso social-, ante el cual no se ha podido erguir un contrapeso real.

No era de extrañarse aquella noche la composición de los manifestantes. La aplastante mayoría éramos jóvenes indignados por la indecible mediocridad demostrada por el mundo político, el que se ha demostrado transversalmente incapaz de presentar un discurso y práctica que canalice los valores y deseos de las futuras generaciones… y luego se sorprenden que muchos de nosotros no nos inscribamos para votar.

Re mierda. ¿Acaso creen que realmente nos compramos el dogma nunca justificado ni demostrado que necesitamos duplicar nuestra generación eléctrica en 20 años? Parece como si realmente se inspiraran en la famosa frase de la CIA “¡miente, miente! que algo queda”. Un poco de Verdad por favor. Algo de franqueza. Partamos por transparentar para quién es esta energía, y para qué se usará. Y también, cual es su VERDADERO costo. Porque es muy fácil hacer que un proyecto sea rentable obligando a las comunidades locales y al medioambiente – o sea, a las generaciones futuras-, a pagar parte de los verdaderos costos de éste. Y así privatizan los beneficios a algunas empresas, y así externalizan los costos a la sociedad… típica fórmula rancia de enriquecimiento de unos gracias al empobrecimiento de otros. Nada nuevo bajo el sol.

Y no sólo nos mienten con el dogma inobjetable de la necesidad de más energía, sino que además nos mienten con los absolutos de que OBLIGATORIAMENTE deberá provenir o del carbón, o de la nuclear, o de Hidroaysén. Cómo si no estuviéramos sobre el cinturón de fuego del pacífico y una cadena montañosa enorme, o no tuviéramos 5.000 kilómetros de costa y los cielos más despejados y de mayor radiación del mundo, para generar todo tipo de energía alternativa, descentralizada y a bajo costo social, proveniente de fuentes geotérmicas, mareomotrices, solares, y eólicas.

Por la Mierda ¡Si además es tan evidente lo inaceptable del proyecto, que tuvieron que presentarlo por separado! Por una parte las 5 represas, por otra la línea de transmisión de 2.300 kilómetros. Como si las primeras sirviesen de algo sin las segundas.

Pero es que es lógico igual que se presente así: evaluar inundar 5.910 hectáreas es bien distinto a evaluar tajear la mitad de Chile con 5.750 torres de alta tensión a lo largo de 2.300 kilómetros, deforestar 23.000 Hectáreas en el camino, fragmentar 32 área protegidas privilegiadas, 26 sitios prioritarios de conservación, 16 humedales,  11 reservas nacionales, 6 parques nacionales, y además de todo eso, inundar 5.910 hectáreas.

Entonces, aprueban las represas, y luego que ya están aprobadas y en construcción… cómo no van a aceptar las torres de transmisión, si las primeras NECESITAN a las segundas para cumplir con su razón de ser (y de verdad, no como nosotros a la electricidad).

Pero que quede claro, una cosa es que sea lógico que una empresa transnacional cuyo único fin es ganar plata plantee hacer algo de esta naturaleza, otra es que un sistema político democrático y republicano sea tan corrupto o tan estúpido que lo acepte.

Mierda. Porque con qué descaro escuchamos además, una y otra vez, a Piñera, Golborne, Hinzpeter, Benítez y von Baer decir que se ha respetado la normativa ambiental. ¡Cómo si realmente dicha normativa tuviese estándares que garanticen un equilibrio ecosistémico adecuado! La normativa ambiental chilena fue forjada por los mismos grupos políticos que han demostrado con holgura que no tienen idea sobre cómo se mantiene un ecosistema estable, y que han demostrado sobradamente que mucho antes de preocuparse por proteger a la naturaleza y así a la sociedad, les preocupa proteger los interés económicos que dichas normativas afectan.

Mierda y más mierda. No obstante, fue emocionante sentir a un grupo humano tan vasto reunido por la misma frustración. Sintiendo que este grupito reducido y poco representativo de personajes está jugando con algo tan valioso como son los ecosistemas nacionales que garantizan el bienestar humano. Que están ocasionando problemas que no tienen idea cómo solucionar. Que están rompiendo cosas que no tienen idea cómo reparar. Porque ellos no tienen idea sobre cómo se traen de vuelta los bosques arrasados, ni los animales extintos, ni sobre cómo se repara un ecosistema fragmentado. Parece que sus mamás nunca les enseñaron que “si no puedes reparar algo, no juegues con él”.

Hace más de 20 años un profesor de economía francés, Raymond Barre, gran exponente del liberalismo económico, dijo que “definitivamente ya no se puede dejar el mundo en las manos de una pandilla de irresponsables de 30 años que sólo piensan en ganar dinero”. Hoy, en mi tierra, me he convencido de que corre lo mismo aquí. Ya no podemos dejar las cosas en manos de esta manga de políticos irresponsables.

Mierda mierda. Es hora de salir al escenario.


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