Mierda. Qué más decir, después del resultado de la votación de Hidroaysén.
Mierda. Después de la represión policial de miles de ciudadanos proclamando su sincera rabia ante los hechos.
“Piñera, escucha, ándate a la chucha”, se escuchaba entre tantos otros cánticos esa noche del 9 de mayo, reflejando no tanto el desprecio hacia la persona “Sebastián Piñera”, sino hacia el sistema político que él, como máxima autoridad, simboliza (de seguro de haber ganado Frei, la consigna habría sido “Frei, escucha…”
Mierda. Porque aquí no falló un político en particular. Falló el conjunto del sistema, corrompido por los intereses económicos, prostituido por unas cuantas promesas y billetes, enceguecido por un discurso hegemónico –el crecimiento económico indefinido como garante del progreso social-, ante el cual no se ha podido erguir un contrapeso real.